cinco a su casa

Rápidamente, uno por uno, entramos en la iglesia y comenzamos a dirigirnos a Nuestra Señora. Frente a Nuestra Señora, colocamos un cojín de oración y comenzamos a tomar una posición sobre nuestras rodillas y comenzamos a preparar nuestros corazones, antes de ofrecerle peticiones al Todopoderoso. Después de eso, comenzamos a ofrecer nuestras peticiones a Dios. El silencio y la humildad en ese momento proporcionan un calor extraordinario. Mi ansiedad desapareció y comencé a emocionarme de que esta noche era un escenario de un Dios extraordinario. ¿Por qué digo eso? Porque, creo que la solicitud que he hecho a Dios antes de que Dios escuche mi solicitud. Anteriormente anhelaba a los cuatro para que los cuatro pudiéramos orar juntos y someter todas nuestras luchas a Dios en el momento adecuado para poder arrodillarnos ante Dios.
Esa noche este corazón floreció con gran alegría. Dios no solo nos dio a los cuatro para estar con ese tiempo feliz. Sin embargo, Dios nos ha guiado cinco a su casa. Nada puede hacerme no agradecer a mi Dios.